Tomado de: Periódico El Diario (Pereira, colombia)
Por: Germán Ossa
El maestro Cristancho es un experto en planificación y gestión del turismo, en operación hotelera y en viabilidad económica y financiera. Es un conocedor del Diseño de producto y Mercadeo, además del manejo de situaciones de crisis. Coaching y acompañamiento del aprendizaje y conocedor además de lo relacionado con el servicio al cliente. Pero en sus largos ratos de Descanso, de solaz, de relajamiento y meditación y de contacto con la realidad, se dedica con un apasionamiento y profesionalidad, al difícil y complicado arte de la fotografía.
Se considera un fotógrafo documental y ha realizado ya exposiciones en el país y en el extranjero.
La calle, una razón
Para alguien que tiene la calle como pretexto para escribir historias, esta es un sinnúmero de posibilidades. Ella lo tiene todo. La calle orienta, induce, sumerge, inspira, invita al encuentro, al suspenso, a la pasión, a la desazón, a la luz, a la esperanza, a la sorpresa, al odio, al terror, a la desesperanza, al miedo… En la calle hay vida y hay muerte, pero ese suspenso que de ella se desprende, es el que hace que los artistas intenten inventarle e imprimirle cosas y por ello, se convierte en ese escenario perfecto para contar historias con todas sus variables.
Muchas películas se cuentan en la calle; poetas, novelistas, cuenteros y escribidores de cuentos se inspiran en ellas para contar fantasías y realidades que estremecen, pero en nuestro caso, es el artista Héctor Cristancho, quien con su cámara tomavistas, la aprovecha para analizar nuestras sociedades y quien con un solo disparo de cámara, construye una serie de poemas visuales que desnudan entornos que claman por una atención inminente, por una reflexión posible y hasta por reclamar soluciones urgentes. Su mirada es aguda, profunda, sincera. No es decorativa ni contemplativa, es necesaria, de ahí que sus retratos se conviertan en testimonio y en llamamientos.
Unas cosas se suceden a su paso, y él está ahí, dispuesto a usar el obturador para capturar ese momento que deberá hacerse eterno y otras las provoca, también con la intención de narrar un poema social que pretender llamar la atención de esas autoridades que casi siempre miran para otro lado y hacen gala de su fatal indiferencia.
Estos retratos, estas tomas, estos momentos que ahora presentamos a ustedes amables lectores, son apenas una muestra de ese inmenso y extraordinario trabajo de este profesional que no solo posee un excelente equipo para capturar sentidos momentos, sino la capacidad artística para recrear el dolor y la angustia, de una manera precisa para la vista.
Por eso, porque no basta con que el fotógrafo esté en el momento preciso, sino que tenga la habilidad de componer la imagen requerida.
Nos ayuda con su obra a pensar en una cosa sustancial, en que si bien una imagen puede valer más que muchas palabras, las suyas, sus imágenes creadas y recreadas en una fotografía, pueden condensar en un solo tajo, millones de llamados de atención. Que es lo asombroso!
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